Bizarre love triangle

Hoy es 26 de Septiembre, tú lo sabes y medio mundo también.
Pretendo que es un día cualquiera pero no todos los días uno viaja 800km. En la sala de espera del aeropuerto una chica con vestido azul toma la mano de su novio y lo besa entre la multitud.
Son jovenes, se miran y no les importa nada más.
Nosotros también fuimos así de jovenes, ¿qué nos importaba entonces?

Veo a la chica del vestido azul, es linda, es joven, sonríe ¿es ella o acaso será esa edad en que todas las mujeres son hermosas, en la que brillan?.
Me encantaba la forma tan especial en que solías hacerlo tú,
( ¿Lo seguirás haciendo? ¿Habrán todos estos años apagado tu luz? )
Me cegaste desde el primer día, pero eso ya lo sabes.

Hay algo que supongo desconoces o cuando menos intuyes después de tantos años, y es que hace tiempo me dije, me prometí que no te buscaría más, nunca jamás, que no te escribiría y no te llamaría pero sobre todas las cosas no permitiría que me cegaras nuevamente.

Dicen las señoras que el amor es ciego y dicen otros que el amor es una guerra.
No sé si hay alguien que sepa más de esas cosas que una madre, y para ellas el amor es dar.
Una vez me dijeron que el amor es una elección más que una emoción.
Aún no tengo una definición propia y es por eso que no sé si te amé en su momento, pero estoy seguro que sea lo que sea que hubo entre nosotros fue algo real de mi parte, sincero y sin limites al principio.
A veces dudo que haya sido recíproco, pero está bien, tú eres así.

Te pensaba día y noche, la imagen tuya que aparecía en mi cabeza era de tu sonrisa, tu color de piel, tus labios, y tus ojos mirandome cuando me decías "te quiero".

Hay muchas formas de querer y aunque nunca entendí la tuya quiero decirte que si bien mucho tiempo cuestioné lo que sea que haya sido nuestra relación, siempre la acepté tal como era.

Esa vez que fuimos a Jalpan con Monica y Roberto un grupo tocaba son jarocho/huasteco en la plaza principal por la noche y el clima era muy agradable, tu fumabas un cigarro y yo hablaba con Toño pero no podía dejar de verte, intentando descifrar que es lo que pensabas/querías/deseabas y anhelabas. En eso se resume gran parte de esto, en que nunca supe que querías y siempre traté de hacerlo.

Siempre fuiste un misterio para mi, hoy mismo lo sigues siendo.

Hoy por la mañana, después de comer y ordenar mis cosas me senté a tomarme un café en el mismo lugar que todos los días de la semana anterior. Saludé a la chica y ella solo me preguntó si quería lo mismo. Asentí con la cabeza al mismo tiempo que mostraba una sonrisa de cortesía y me senté.

Somos gente muy predecible, pensé, todos hacemos lo mismo después de cierto tiempo, escuchamos los mismos discos, leemos las mismas cosas y tomamos el café de la misma forma que el día anterior.
Fue la rutina de estar a tu lado lo que me hizo quererte?
Una ocasión leí que solo basta poner a 2 personas juntas por cierto tiempo para que se cree un lazo íntimo, ya sea de amistad, atracción, amor o enemistad.
Tal vez sea cierto, pero la cuestión es que me niego a creer que por compartir clases juntos llegué a quererte, porque si bien ayudó puedo asegurarte que sentí algo por ti desde la primera vez que te vi.

Suena cursi y es una frase muy gastada, pero en este caso es cierto.

No sé si alguna vez te lo conté, no veo razón alguna para haberlo hecho antes, pero lo diré ahora.
Cuando entramos a clases en Ciencias yo ya conocía a Raúl desde que nos tomaron la foto para la credencial, resulta que estuvimos hablando como 2 horas mientras hacíamos fila. Así que aquel lunes a las 2 de la tarde llegué a la facultad, busqué el salón donde nos tocaba la primer clase de la primera semana del primer semestre que casualmente era Matemáticas, recuerdas a la maestra? una señora medio loca, de 60 años o más. No había nadie, era temprano pero al cabo de unos minutos comenzaron a llegar. Me quedé en el pasillo recargado contra la pared, leyendo el libro en turno cuando Raúl apareció y me saludó.
Faltaban 25 minutos para que iniciara la clase, entramos, dejamos las mochilas en la parte de atrás y nos sentamos, hablamos de cualquier cosa cuando irrumpiste tú, unos segundos antes habías saludado a alguien afuera del salón y te reías de esa forma tan escandalosa e imposible de ignorar que nadie más tiene y que a mí me parece sumamente encantadora, entraste al salón sin voltear a ver a nadie, con la sonrisa en tu cara todavía, tan sólo dejaste tus cosas en una silla y saliste.
Fue como si un rayo me hubiera atravesado y entonces supe que me había(s) enamorado.
No sé si Raúl lo notó, no sé ni recuerdo lo que me dijo, pero hizo un comentario.
Toda la clase me la pasé mirando(te), con el corazón latiendo a 100. Yo estaba unos metros atrás así que no veía tu rostro, solamente tu silueta.
Esa primera clase me la pasé imaginando como te llamabas, se me ocurrieron tantos nombres pero nunca acerté. Después de todo el tuyo no es un nombre común.

Han pasado años desde la última vez que salimos... a esta edad esa cantidad de tiempo es una vida entera. Ahora mismo no podría decir que sé quien eres, que te conozco o que tengo siquiera una ligera idea de ti y de tu vida.
Eres un enigma para mi y lo que imagino es un universo de posibilidades.
A veces pienso si en verdad como me dijiste tantas veces, será que nunca te casarás, que no tendrás hijos y que serás feliz así. Eso de la maternidad creo que te sentaría bien.

He dejado de ver a todos los amigos en común que tenemos, tambien a los que no son comunes.
Esta etapa de mi vida, que no sabría como explicartela, me exige ser solitario de cierta manera.

Pero quiero que sepas que donde quiera que te encuentres y a donde sea que te haya llevado la vida, para mí siempre serás esa chica de 18 años de la que me enamoré profundamente desde el instante en que la vi, esa persona tan especial que conocí cuando más necesitaba conocerla.

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